Reflexiones sobre el aprendizaje, la creatividad, la tecnología y la comunidad, conjugando perspectivas para resolver enigmas y edificar soluciones juntos. ¡Bienvenidos todos!

15.6.10

Empresas-red, LEARNING ORGANIZATIONS

Me despego para esta reflexión sobre la e-formación organizacional del punto de vista de la empleabilidad y fomento de la marca propia de los empleados, ya que no considero que esta sea una virtud exigible a las organizaciones. Se trata, simplemente, de una consecuencia, otro indicador más de cómo hacemos las cosas. El principio de causa-efecto sobrevendrá, se daría por supuesto.

La empleabilidad es responsabilidad personal íntima, como la salud de uno es responsabilidad de uno mismo, sea enfermo crónico o recién accidentado en la carretera. Pero me interesan las ayudas con que las organizaciones, sin perder de vista el objetivo legítimo del beneficio, dotan a su red de contratados, asociados y a la sociedad o entorno de contratables. El espectro o relumbre de los procesos de formación continua en nuestro ambiente, de dentro a fuera.

Prefiero entender las organizaciones (porque hablaríamos así de empresa privada, pública, ONGs; un autónomo que contrata, corporaciones, etc.), independientemente de que sean así o no dentro del sistema real, como un juego de niños muy serio. Un juego empresarial en donde la tensión entre sus fuerzas motoras (que chupan energía las unas de las otras), es esencial. En donde ser el 1 o el 5 no significa nada fuera de esta tensión para el equilibrio.
Y es que si no imaginamos deformando la realidad para establecer ideales a mano, no generaremos nuevas alternativas.

Estas empresas-red están dirigidas por personas que tienen el don de crear valor, que son facilitadoras en los procesos de autoorganización dentro de las estructuras informales de la organización, y catalizadores de las ventajas que esa autorregulación produce.
Entonces se construyen empresas proactivas, no sólo por el espacio habilitado para las iniciativas sino por su concepción dinámica del entorno; son sociedades exigentes, inconformistas y poco autocomplacientes porque sus personas no lo son.
En este contexto la formación sucede desde dentro, parte de la propia comunicación entre las unidades y los equipos y de las preguntas que se hacen. Orientar esta formación aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías para la gestión del conocimiento compartido generado por el desarrollo de la actividad será una decisión inteligente, y una necesidad que se responderá de forma casi orgánica. Estas son algunas claves fácilmente deducibles:

- Formación deslocalizada, asíncrona, adaptable y customizable: facilita la redundancia de funciones (los principios del enfoque sociotécnico – Peiró 1983), lo que aporta mayor flexibilidad a las organizaciones y aumenta el nivel de compromiso del empleado, que entra en contacto directo con diversas partes de la organización y consigue así representar mejor el cometido colectivo en el que todos aportan.

- Aumenta la igualdad de oportunidades si se da la facultad de promoción real dentro de la organización. Se subraya la formación como hecho voluntario accesible a todos.

- Recovery del talento escondido: en las grandes organizaciones complejas (por más planas y próximas que sean) en ocasiones las capacidades individuales quedan camufladas por el éxito o fracaso de los grupos o equipos de trabajo. No siempre la entretela departamental o de unidades de funciones, aun estando bien organizada y por buena que sea la gestión del capital humano, permite colocar a cada uno en su lugar.
Un vistazo de reojo al resultado e implicación del empleado en los programas de formación ofrece pistas impagables, que desde luego continuarán poniéndose a prueba en el flujo y las desviaciones constantes en el desarrollo de la actividad.
Además, la formación continua en las organizaciones conecta directamente las necesidades de la compañía con las inquietudes, habilidades potenciales y carencias críticas de los empleados.

- El acceso al conocimiento mediante la formación virtual, disminuye el riesgo de caer presa de miedos y terrores ficticios, y nos hace más fuertes para enfrentarnos a las amenazas reales. La formación virtual por un lado, disminuye la brecha digital y el “miedo escénico” que supone el actual estado de las cosas. Por otro lado, nos hace más dueños de nuestras facultades y más libres aunque más conscientes de los daños causados por nuestros errores. Y más humildes (esto es muy importante) porque tendremos acceso al valor potencial de los otros, de primera mano. Además, cuando soslayamos el miedo, ampliamos el colchón donde salta la creatividad, y nos cargamos prejuicios que incomodan la visión.

- A través de la formación virtual se conecta mejor la persona con la realidad diversa del entorno; por lo tanto, se deduce que una empresa-red que está más conectada, que facilita formación actualizada vadeando el espacio, contendrá implicadas personas más diversas, o por lo menos más acostumbradas a la diversidad. La empresa-red termina representando esa diversidad (idiomas, culturas con las está avocada a relacionarse, etc.). Retroalimentación individuo-empresa-entorno-empresa-individuo (o sea, la olla para el cocido del I+D)

- Otra bondad para la empresa que implanta sistemas de gestión de conocimiento y, anidados, sistemas para la formación (sea online o no) continua es aumentar la autonomía de los empleados para ejecutar su trabajo diseñando sus propias metodologías, de tal manera que ejecutar decisiones (y tomarlas) es más fácil para el gestor, porque no tendrá que crear protocolos de actuación para todo lo que decida, si no señalar sólo (que no es poco) las misiones y mostrar los resultados. El diálogo entre las unidades fluye mejor, se habla de lo determinante y, a medio-largo plazo, gracias a este trasiego comunicativo, se aplana la estructura de la organización y se aproximan sus equipos. Así, es más fácil crear información porque es más fácil compartirla, y es más fácil compartirla porque se ha construido un lenguaje común.

- Y finalmente, sobreponiéndonos a la propia organización, mediante este contacto con la información y el conocimiento, se edifica el espíritu autónomo y crítico del emprendedor. Es decir, a la empresa le nacen hijitos, a veces pródigos a veces díscolos, y a veces mejorados. Y esto es lo que necesitamos, una sociedad no de contratados o contratables o residuos, si no de personas con capacidad motriz, de muchos tipos.

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